04 noviembre 2009

Artículo: SOY UN PADRE ENROLLADO

Artículo de Carme Chaparro de la Revista Mujer Hoy del 19 al 25 de septiembre 2009


SOY UN PADRE ENROLLADO

Malas noticias para los vecinos de Breightmet (Lancashire, Inglaterra): el cole acaba de empezar. Insonoricen sus casas y aprovisiónense de tila porque vuelven los niños.
El curso pasado 150 habitantes de este barrio inglés solicitaron al Ayuntamiento que los niños de la escuela local se rieran “bajito”. No les importa que salgan al patio, que jueguen y se diviertan, pero que lo hagan a media voz porque las horas del recreo son un suplicio sonoro que los obliga a recluirse en casa con puertas y ventanas cerradas. ¿Exageran? ¿Son unos amargados intolerantes? Quizá sí, pero es que…

…todos conocemos a algún niño insufrible. Cuidado, eso no tiene nada que ver con explorar la infancia, o sea con correr, jugar, hablar a gritos o hacer pequeñas incursiones en el pseudogamberrismo (¿quién no ha llamado alguna vez al timbre de algún vecino para salir corriendo a esconderse?), sino con un especímen cada vez más de moda: los padres incívicos. ¿El chaval arma jaleo en la calle a altas horas? Ya le digo yo que, a gritar, a la calle, que en casa me molesta.

En una reunión de vecinos, una amiga se atrevió a pedir que los niños no anularan el cierre de los portales, porque alguna vez se colaría alguien y tendrían un susto. ¿Saben qué le contestó un padre? “Se lo he enseñado yo, no prentenderás que me levante a abrirle cada vez que quiera entrar en el portal”.

¡Cómo no! Es más, si sus hijos corren por el vagón del metro golpeando al resto de viajeros, cronométreles la carrera para ver si superan su propio récord. Si saltan por los asientos del autobús, guarreándolos, mire tranquilamente el paisaje urbano por la ventana. Y si se tiran en bomba a la piscina justo en el único carril para nadadores, esté preparado a indignarse ante cualquier bañista asustado que ponga mala cara. Eso sí, quizá, dentro de unos años, descubra a un hijo que ya no conoce. Porque ¿cómo va a ser su hijo el chaval que se graba con el móvil conduciendo a doscientos kilómetros hora? ¿O la chica que se vanagloria en “YouTube” del ciego que ha pillado esa noche con sus amigas? No. Esos no son sus angelicales y graciosos niños, se los han cambiado.

PD.: Ni me imagino lo difícil que debe ser criar a un hijo, algunos son capaces de llevar a cualquiera hasta el límite de la resistencia (la hija tiránica de una amiga ha llegado a romperse el brazo a propósito). Pero me niego a callar ante esos padres incívicos que hacen la vida de los demás un poco peor.

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